Fuente: BBC Mundo
Ser un entrevistador «duro», hacer preguntas incisivas, no equivale a ser injusto con la persona que uno está entrevistando. El periodista de la BBC Kevin Marsh destaca el código de conducta escrito por el entrevistador británico Sir Robin, que mantiene su vigencia y esboza los principios básicos para tratar a los invitados.
¿Cómo nos aseguramos de tratar en forma justa a los invitados incluso cuando debemos hacer una entrevista dura?
Hay muchos tipos de entrevistas y cada uno requiere un enfoque diferente.
En las entrevistas que buscan cuestionar un argumento u obtener una respuesta a una acusación, el entrevistador debe ser persistente y riguroso.
No puede darse al entrevistado la oportunidad de evadir la pregunta o engañar al público.
Pero al mismo tiempo es importante ser justo con él o con ella.
El código de Robin Day
Hace unos 50 años, cuando los medios de comunicación recién comenzaban a experimentar con entrevistas duras, un joven periodista llamado Robin Day afirmó: “Una emisora tiene el derecho y el deber de plantear preguntas difíciles en representación del público”.
Pero “duro” o “difícil” no equivale a “injusto”.
A medida que avanzaba el formato de entrevistas televisivas, Day escribió para sí mismo en 1961 un código que buscaba expresar ese balance de una “televisión vigorosa e incisiva, pero con reglas justas”.
El código estaba dirigido a periodistas de televisión, pero es aplicable a entrevistas en cualquier medio de comunicación.
Las reglas asumían que los entrevistadores eran exclusivamente hombres, algo por lo que Day se disculpó en su autobiografía.
Éste era su código:
- El entrevistador de televisión debe cumplir su deber como periodista, indagando y sondeando en busca de datos.
- Debe poner a un lado sus propios prejuicios y plantear interrogantes que reflejen opiniones variadas, aunque se le acuse por ello de expresar preferencias.
- No debe permitirse sentirse deslumbrado o tener una actitud de reverencia cuando esté frente a una persona poderosa.
- No debe comprometer la honestidad de la entrevista omitiendo temas difíciles e incómodos o acordando las preguntas por adelantado.
- Debe resistirse a cualquier sugerencia o presión de sus empleadores para que suavice o manipule la entrevista con el fin de asegurar la presencia de un entrevistado “prestigioso” o complacer a las autoridades.
- Si luego de manifestar su oposición a estas presiones el entrevistador siente honestamente que no puede aceptar esas condiciones, no debe realizar la entrevista.
- Aunque no debe ofrecerle al entrevistado sus preguntas con anticipación, sí es razonable darle a conocer los temas principales. Si le entrega la lista de antemano no tendrá la posibilidad de plantear preguntas adicionales que pueden ser cruciales para clarificar un punto o cuestionar una respuesta.
- Debe dar una oportunidad justa y razonable al entrevistado de responder, dentro de las limitaciones de tiempo impuestas por el formato televisivo.
- Nunca debe usar su experiencia profesional para jugar una treta o avergonzar a alguien que no está acostumbrado a aparecer en televisión.
- Debe plantear sus preguntas en forma firme y persistente pero no tediosa, ofensiva o simplemente para dar la apariencia de ser riguroso.
- Debe recordar que un entrevistador no es empleado para debatir, polemizar, o cumplir el papel de fiscal, inquisidor, psiquiatra o experto. El entrevistador es un periodista que procura información en representación de la audiencia.
El código de Day, que cubre no sólo cómo se conduce una buena entrevista sino cómo se pacta, establece una guía concisa que sigue vigente.
A pesar de su reputación como uno de los entrevistadores más inteligentes e implacables en la historia de los medios británicos, Robin Day no toleraba el engaño o cualquier otra forma de actuar en su trabajo que no fuera justa y recta.
La audiencia tampoco tolera el engaño.
Muchos espectadores y oyentes de la BBC afirman que dejarían de ver, leer o escuchar una entrevista si sintieran que hay algún tipo de injusticia o mala práctica.
Una entrevista pierde su impacto si el foco ya no está en lo que dice el entrevistado sino en cómo es tratado.