EL MATRIMONIO: Asunto de tres

0
104

Por: Esther Rodríguez

El matrimonio es un vínculo sagrado que Dios nos delegó para vivir en armonía con nuestra propia especie e incluso nos colocó en su creación como amos y señores de todo lo creado, pero el pecado de Adán y Eva interrumpió el propósito original, y ese pecado dio como resultado todas las amenazas que enfrenta hoy el matrimonio, y por ende la familia, y ni hablar de los hijos,  cientos de miles de niños, jóvenes y adolescentes sufren y padecen hoy por causa de un divorcio, del abandono y la desprotección, resultando ser huérfanos de padres vivos.

El matrimonio no puede convertirse en un ring de boxeo. Tampoco es una constante. Requiere del trabajo y el esfuerzo de la pareja para que funcione. También requiere de nuestra determinación, de saber y entender qué deseamos juntos y hacia dónde queremos llegar, porque no se trata sólo de nosotros, sino también de obedecer a Dios.

Dios es el autor del matrimonio, les guste, o no lo crean. Fue Dios quien creó al hombre y creó a la mujer porque vio que no era bueno que él estuviera sólo, y dijo: «le haré ayuda idónea», y al unirlos dijo: que ya no sean más dos, sino uno.

¡Dios es la garantía para que un matrimonio permanezca!

Dios en el centro del matrimonio, sanará, restaurará, transformará y cambiará todo lo que representa una amenaza, si actuamos en obediencia a él, si nos guía su palabra, si dependemos de él en nuestras decisiones, y si enfrentamos nuestras luchas y batallas buscando su dirección.

Cristo y sólo Cristo es la garantía del matrimonio y la familia, y hoy más que nunca vivimos un mundo en decadencia que necesita escuchar y saber que hay esperanza, pero sobre todo que el resultado depende solo y exclusivamente de nuestras decisiones de honrar y obedecer a Dios, antes que a los hombres.

Dios no une personas, sino propósitos, y es necesario también qué el matrimonio sea visto y tomado en cuenta como una decisión sería, de mucho peso y que dé él depende toda nuestra vida, para que al asumirlo, lo hagamos conscientes de que toda nuestra estabilidad emocional y seguridad, depende de ello.

El matrimonio es un vínculo sagrado que Dios nos delegó para vivir en armonía con nuestra propia especie e incluso nos colocó en su creación como amos y señores de todo lo creado, pero el pecado de Adán y Eva interrumpió el propósito original, y ese pecado dio como resultado todas las amenazas que enfrenta hoy el matrimonio, y por ende la familia, y ni hablar de los hijos, que cientos de miles de niños, jóvenes y adolescentes sufren y padecen hoy por causa de un divorcio, del abandono y la desprotección, resultando ser huérfanos de padres vivos.

Dios tenga misericordia y nos ayude en tan urgente tarea, porque si las familias no están bien, tampoco lo estará la sociedad.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí