Por: Esther Rodríguez
Hace varios años, tuve el privilegio de dirigir algunos programas de prevención en salud, desde el estado.
Llevar a cabo ésta responsabilidad, me dejó un sabor agradable, porque tuve el privilegio de «servir a tanta gente que nunca pensé, y recorrer con un gran equipo médico, asistencia médica, y operativos de salud, una gran parte del país llevando salud, orientación y esperanza».
Pude conocer de cerca la «gran necesidad» que tienen los sectores más vulnerables de nuestro país, de ser orientados en los servicios de salud y accesar a ellos y, segundo, la urgencia de llegar a ellos con respuesta oportuna, para detectar a tiempo condiciones de salud que favorecían resultados a tiempo, y de forma efectiva salvar vidas, y prevenir catástrofes en la salud de la población.
En dicho ejercicio, tuve el privilegio de crear y coordinar voluntariados para asegurar que las acciones llevadas a cabo se llevaran efectivamente, y que los ciudadanos recibieran los servicios con la garantía de un seguimiento y resultado.
Este ejercicio me hizo consciente de la importancia de la humanización de los servicios de salud, tanto desde los mismos centros hospitalarios en su amplia atención in sito para la población, como suplir necesidades a la clase médica a partir de mejorar sus condiciones tanto de ejercicio, como desde el conocimiento, con conferencias de avance científico, como lo fue a favor del CA de Mama, a través de la campaña «Hoy es el mejor momento».
Otro aspecto importante de dicha gestión, fue aportar salud a situaciones emocionales que afectaban la salud mental. Podría contar un sin número de anécdotas de personas cuyas enfermedades se desprendían de aspectos emocionales, logrando ser un canal para escucharles y orar y por ellos, logrando entender que donde Dios nos coloca, es también para que le honremos.
Más tarde en el 2013, luego de haber cesado en dichas funciones, tuve un accidente con lesiones de quemaduras cuyo proceso de curación conllevó unos 6 meses, debiendo curarme interdiario, y viviendo en mi propia piel y a través de lo que veía, la necesidad imperiosa de humanizar la salud desde la dignidad misma del paciente, y el personal que presta servicios de salud en una unidad de quemados, lo que me llevó un día preguntar al médico de cabecera, qué pensaba sobre la «Humanización de los servicios en Salud», su respuesta no la esperaba, me dijo textualmente que «quien se había inventado el concepto, nunca había estado en la emergencia de un hospital». Su respuesta casi me bloqueó, y hoy pienso que debí responderle que: «gracias a Dios usted pudo formarse, graduarse y aportar al Sistema al pasar por una de ellas».
Lo que allí viví y experimenté, me llevó a escribir una carta Al Presidente, a través de Diario Libre, no sé si esta carta fue el canal, lo cierto es que una semana después el Presidente se presentó en la Unidad de Quemados del Hospital Luis Eduardo Aybar, y se determinó la remodelación de todo el hospital, incluso él área de quemados, que aún no está abierta al público, y funciona en otro hospital. Éste hecho me dejó claro, la importancia de exigir derechos y conocer nuestro deber ciudadano.
Es lamentable el ejercicio de la salud en éstos tiempos, podríamos decir que es un comercio, donde el trato humano y el servicio están «de vacaciones», y el dinero resuelve todo lo que esté a su alcance. Sin embargo debemos enfatizar qué, la Humanización en Salud, es un compromiso de todos para lograr la preservación de la vida humana, cuidar la salud, respetar a la persona, su dignidad y sus derechos.
Me permito ilustrar esta triste realidad, con dos experiencias personales recientes, una en un laboratorio clínico de renombre, otra en una clínica de mucha demanda en esta ciudad.
Laboratorio:
Debía realizarme un estudio, que requería comer y esperar dos horas para repetir. Por la distancia en la que me encontraba (ave. Luperón), debía esperar en el lugar, pero no tienen ese espacio de espera para usuarios de sus servicios, y para mi sorpresa, tampoco tienen cafeteria para su personal ni comedor, áreas donde podía haber pernotado mientras agotaba el tiempo de espera, (en adición a eso (ese día tuve que pagar RD$10,000.00, de estudios que el seguro no cubría).
Clínica
Mi nuera debía internarse para dar a luz por primera vez, con un embarazo de alto riesgo, fue programada con una cesárea desde un principio con la fecha en que sería, (hablamos de 9 meses). Llegado el día, ingresó a las 3am, en vista de que la cirugía «sería por orden de llegada🤔, (para mí muy extraño por la antelación de la programación). Antes de las 7am, nació la bebé saludable, y desde antes de las 8am hasta la 1pm, estuvo recluida en pre-parto, por ausencia de habitación, y la niña (sin comer en el salón de infantes, pues es -sólo seno-, hasta estar la madre ubicada en habitación. No daré detalles de la «pequeña habitación», que como «privado» facilita dicho centro, carente de una mínima comodidad y dignidad, comparado con el altísimo costo del centro y los servicios clínicos y médicos, que deben ser considerados desde la perspectiva de la «humanización».
Ante la comercialización de los servicios de salud, el incumplimiento, supervision y aplicación correcta y coherente de los servicios de salud en beneficio de sus usuarios, la ausencia de respuestas a muchas de las fallas del sistema de salud cada vez más deprimente, la falta de voluntad y compromiso de las autoridades responsables de la salud en nuestro país y, de los galenos, para cumplir el juramento hipocratico de «vivir y practicar mi arte de forma santa y pura», se hace cada vez más urgente la vigilancia y humanización de los servicios en salud, en favor de un país donde los servicios de salud se vulneran cada vez más en perjuicio de los que menos puede, y menos y tienen.
La calidad y la humanización de la atención en salud, buscan dar respuesta a las necesidades de las personas y contribuir a la finalidad del Sistema General de Seguridad Social en Salud, favoreciendo con mejores condiciones de salud las comunidades y las familias que le conforman, e informada de sus derechos y deberes en salud, detectando oportunamente las enfermedades, y procurar la recuperación de la salud, mientras dependa del servicio oportuno. Vivir con la enfermedad con autonomía y respeto y enfrentar el final de la vida con dignidad.
La Humanización requiere el diseño de políticas públicas y/o programas, que velen la atención de cuidados y velar por las relaciones asociadas con la dignidad de todo ser humano. La humanización es un imperativo ético que contribuye a salvaguardar la dignidad humana en armonía con la ética, la moral, los valores, los principios y la reglamentación deontológica que regulan las prácticas en un contexto de salud y dignidad como valor único, insustituible e intransferible.