Por: Esther Rodríguez
Mateo 6:
6 »Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa.
2 »Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. 3 Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, 4 para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
5 »Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. 6 Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. 7 Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. 8 No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.
En Mateo 6, Jesús condenó a los fariseos y escribas como hipócritas. ¿Por qué los condenó si los fariseos eran congruentes con lo que decían y hacían? Ellos decían que oraban siete veces al día y lo hacían. Decían que ayunaban dos veces a la semana y lo hacían. Decían que oraban y diezmaban fielmente al tesoro del templo y lo hacían. Decían guardar la ley y lo hacían.
Eran los superestrellas espirituales de su época. Sin embargo, Jesús nos advierte a que no seamos como ellos.
Jesucristo se estaba refiriendo a la hipocresía del corazón. El corazón de los fariseos y los escribas no era congruente con sus hechos. Ellos querían comprar el reconocimiento público. Ésa era su motivación y por eso los llamó hipócritas.
La pregunta para nosotros es: ¿Cuál es nuestra motivación al dar, al orar, al ayunar, al ir a la iglesia, al adorar, etc.? ¿Cuándo Dios ve tu corazón y tu motivación al hacer todas estas cosas, qué es lo que ve?
La adoración, es una cuestión del corazón que implica reconocer quién es Dios, su autoridad sobre nosotros y la obediencia que debemos rendirle.