Por: Esther Rodríguez
Salmos 128:1-6
«Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien. Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa. He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová. Bendígate Jehová desde Sion, y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, y veas a los hijos de tus hijos.
El anhelo más grande de éste tiempo es que la familia esté unida. Los afanes, la falta de tiempo, la tecnología y las comunicaciones por redes, en vez de acercar más a las personas han hecho que las familias se dividan y, hay que admitir que la razón más grande de esa desunión es la ausencia de Dios en los hogares y la falta de diálogo e interacción entre sus miembros. Este pasaje nos presenta una escena hermosa de una familia unida en torno a una mesa, cuyo eje principal es Dios.
En la mayoría de los hogares se ha perdido el temor de Dios, ya no se vive de acuerdo al diseño y enseñanza dados en su Palabra para la familia. Fuimos creados a su imagen y semejanza y debemos ser el reflejo de su gloria. Su carácter de amor, paciencia, perdón, bondad y felicidad sólo se forma en nosotros si tenemos una comunión íntima con Él y si seguimos su dirección.
Tener temor de Dios es practicar la obediencia y amor siguiendo sus caminos. El salmista llama bienaventurado (feliz), al hombre que mantiene a su familia bajo el temor de Dios, que es prosperado en toda obra de sus manos para su sustento. Aquí se describe el éxito en términos de bendición económica, paz, tranquilidad y una familia unida.
La premisa para tener éxito en la vida es el temor a Dios. Es tomar en cuenta al Señor en todos los asuntos de nuestra vida, y siguiendo el consejo de su Palabra.
Qué mayor alegría que disfrutar de nuestro trabajo y comer del fruto de él con satisfacción y felicidad. Muchos pueden tener riquezas y abundancia pero sin la bendición de Dios, sus hogares carecen de amor y respeto porque falta lo más importante, la presencia de Dios en sus vidas.
Proverbios 17:1
Mejor es un bocado seco, y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones”
La bendición de Dios bendice y cubre la familia, la esposa y los hijos. Todo hombre que quiera ver la bondad de Dios debe colocarlo en el primer lugar de su corazón. Andando con transparencia y santidad para tener una relación con su esposa e hijos fuerte, duradera y una verdadera comunión en familia.
Quien ponga al Señor Jesús como la piedra fundamental de su vida, será bienaventurado y bendecido en todo. Fundamentemos nuestros hogares en la Roca que es Cristo y nuestros hijos serán felices, olivos de paz y no de discordia y una bendición para este mundo carente de valores.
Aprovechemos esta navidad para llevar a nuestra familia al temor de Dios. Porque: “La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella” Proverbios 10:22