Por: Redacción Paradigma
San Francisco de Macorís, República Dominicana – En una manifestación histórica, el Colectivo de Organizaciones Sociales y Populares junto con la Fuerza Estudiantil Revolucionaria (FER) ha convocado a una huelga regional en el Cibao, marcando el inicio de una protesta pacífica que ha paralizado la ciudad y ha dejado al descubierto las demandas urgentes de la población.
El llamado a la huelga, respaldado por un amplio sector de la sociedad, ha logrado un contundente respaldo en San Francisco de Macorís. Desde las primeras horas de la mañana, el comercio cerró sus puertas en solidaridad con la causa, alcanzando un 90% de inactividad productiva.
Los centros educativos y universidades se sumaron al paro, dejando las aulas vacías en un gesto simbólico de apoyo a las demandas planteadas por el Colectivo de Organizaciones Sociales y Populares y la FER. Además, el transporte público y privado prácticamente se ha detenido, evidenciando la magnitud de la protesta en esta provincia.
En un contundente comunicado, los convocantes han delineado una serie de demandas que reflejan las necesidades apremiantes de la comunidad. Entre las principales reivindicaciones se encuentran la construcción y reparación de centros educativos, la mejora de infraestructuras en los barrios populares, el asfaltado de calles, y la atención a temas financieros, como el pago a los ahorradores de Munne y a los obreros despedidos en el ayuntamiento municipal.
En paralelo, la FER ha reiterado su exigencia de liberación inmediata para sus dirigentes y miembros, alegando que sus arrestos carecen de justificación. Este llamado a la acción no solo busca mejoras estructurales, sino también la justicia para aquellos que consideran han sido detenidos de manera injusta.
La ciudadanía de San Francisco de Macorís ha demostrado su unidad en esta lucha, rechazando la indiferencia y exigiendo cambios concretos. La huelga regional en el Cibao se erige como un símbolo de resistencia, un llamado urgente a la atención de las autoridades y un recordatorio de que la voz del pueblo no puede ser ignorada. La pregunta ahora es: ¿Responderán las autoridades a este clamor ciudadano o persistirán en el silencio?