Por: Gustavo Guzmán
En un análisis detallado de la tasa de crecimiento entre enero y septiembre de los años 2022 y 2023, la República Dominicana se encuentra ante una encrucijada económica alarmante. Mientras el país caribeño busca el camino hacia el progreso, diversos rubros esenciales muestran cifras que demandan una atención urgente, del Gobierno dominicano encabezado por Luis Abinader que no muestra un plan coherente de lo que necesita la nación para lograr el sendero del desarrollo y bienestar para sus ciudadanos.
El arroz en cáscara, considerado un pilar fundamental en la seguridad alimentaria del país, experimentó un sorprendente decrecimiento del 2.4% en 2023, desviándose drásticamente de su modesto crecimiento del 2.0% en el año anterior. Este fenómeno, sumado al inusual descenso del 21.3% en la caña de azúcar, refleja una vulnerabilidad alarmante en la autosuficiencia alimentaria y plantea serias preguntas sobre la dependencia de importaciones, es un ejemplo de la malas políticas públicas de los directores y ministros en estos rubros nombrados por el Presidente Luis Abinader.
La gestión gubernamental desde el 2020, encabezada por Luis Abinader, ha sido objeto de críticas debido a decisiones controvertidas en el sector agrícola. La cancelación del personal técnico y las consecuentes caídas en la cría de ganado porcino vivo (-14.0%) y leche cruda (-0.2%) pintan un panorama sombrío. La estrategia implementada durante la crisis fronteriza con Haití también dejó su huella en la producción avícola, evidenciada por el descenso en el crecimiento de los huevos del 18.1% en 2022 al 7.6% en 2023, todo esto porque los productores se vieron forzados a sacrificar los pollos.
Los recursos minerales, esenciales para la economía dominicana, muestran un descalabro preocupante. Con una caída del 21.6% en la extracción de oro y un alarmante 28.5% en la plata, la nación enfrenta una pérdida significativa en ingresos y una amenaza para su estabilidad financiera, ya que estos sirven de soporte para el crecimiento de la economía dominicana, en una muestra de falta de gerencia del gobierno dominicano que cada día se profundiza más en la falta de circulante en el país.
A pesar de la relativa estabilidad en la ocupación hotelera (73.5%), los datos revelan un panorama mixto. Mientras el turismo interno mantiene un flujo constante, la llegada de extranjeros no residentes se desploma a un 16.5%, comparado con el robusto 85.3% en 2022. Este impacto se traduce en una caída del 19.3% en los ingresos por turismo, marcando una seria amenaza para la economía del país, me preocupa el gasto en publicidad presentando datos sesgados por el gobierno dominicano.
Este análisis pone de manifiesto la necesidad urgente de una revisión exhaustiva de las políticas gubernamentales. La República Dominicana, bajo el liderazgo de Luis Abinader, enfrenta desafíos económicos sin precedentes que requieren medidas inmediatas y eficaces, aun con el crecimiento que no pasara en lo real de 2 % del PIB. La sostenibilidad y el bienestar del país dependen de acciones estratégicas para revertir la tendencia actual y garantizar un futuro económico próspero.
En un momento crítico para la nación, es imperativo que el gobierno tome las riendas y responda de manera contundente para restaurar la confianza y la estabilidad en la República Dominicana, es tiempo de menos promesas y un que se ejecute un plan integral para la nación para sus sostenibilidad a mediano y largo plazo.