Salmo 15
15 ¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario?
¿Quién puede vivir en tu santo monte?
2 Solo el de conducta intachable,
Que practica la justicia
y de corazón dice la verdad;
3 que no calumnia con la lengua,
Que no le hace mal a su prójimo
Ni le acarrea desgracias a su vecino;
4 que desprecia al que Dios reprueba,
Pero honra al que teme al Señor;
al que cumple lo prometido
Aunque salga perjudicado;
5 al que presta dinero sin ánimo de lucro
y no acepta sobornos que afecten al inocente.
El que así actúa no caerá jamás.
- Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Hebreos 12:14
- Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor, Efesios 4:2
- No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Lucas 6:37
- Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; Efesios 5:1
- Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Mateo 5:8-9
- Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía. Santiago 3:17
- Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. Efesios 4:31
- El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. Romanos 12:9-21
Esta recopilación de pasajes bíblicos, nos hablan del comportamiento que Dios espera de nosotros. Así como las carreras y especialidades profesionales nos capacitan para cumplir un ejercicio en la vida, y tienen sus libros y material de apoyo para su conocimiento y aprendizaje, La Biblia, es el Manual de Vida y Material de Apoyo para el aprendizaje y ejercicio de la vida cristiana, con énfasis en la imperiosa y marcada necesidad de que su aprendizaje conlleve la aplicación personal de su enseñanza como “evidencia” de los cambios y la transformación que produce “leer la Palabra de Dios” y “la obra del Espíritu Santo” en todo el que la recibe, lee y practica, de ser luz y sal como ella nos pide que actuemos, e imitadores de Dios como sus hijos, si le hemos aceptado como nuestro salvador.
No existe divorcio entre nuestro proceder y lo que nos enseña la Palabra de Dios para nuestro accionar como creyentes. Todo lo contrario, nuestra manera de actuar, de vivir y conducirnos, debe evidenciar la transformación que el Manual de Vida por Excelencia, La Biblia, ha provocado e influido en nosotros.
Al leer la Biblia es preciso que aprendamos a ser autocríticos con nosotros mismos, para ser capaces de reconocer las debilidades que nos acosan y acusan y con la ayuda de Dios, alejarnos, abandonar o renunciar a ellas, para que no estorben nuestro crecimiento espiritual.
Al leer y estudiar la Biblia, debemos ser transformados por ella, tal como lo expresa Romanos 12:2 “No os adaptéis a las formas de este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo que le agrada, y lo perfecto”. Andar y caminar en la voluntad de Dios, requiere de nosotros un ejercicio constante de: Obediencia, para honrarle con toda nuestra vida; Dependencia, para actuar y caminar bajo su voluntad y la ordenanza de su Espíritu Santo, y no conforme nuestra creencia o parecer; y Confianza, porque hemos entendido que nuestras fuerzas vienen de él, que él es nuestro pronto auxilio en medio de las tribulaciones, porque todo lo recibimos de él, que por él vivimos y nos movemos, que él es nuestro proveedor y sustentador, es nuestro Dios soberano, nos ha dicho que tiene cuidado de nosotros y ha prometido estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
El orgullo, y la soberbia como su superlativo, no deben habitar en el cristiano, porque interfieren en el reconocimiento de las obras de la carne, estas impiden la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, debilitan nuestro caminar bajo la autoridad de Dios y nos impide ser humildes como Dios desea que seamos.
Hoy más que nunca, los que profesamos la Fe Cristiana, debemos ocuparnos, esforzarnos y preocuparnos por modelar una conducta que irradie la luz de Cristo, que honre a Dios, que muestre la imagen de Dios, y contagie a otros con el deseo de agradar a Dios.
El cristiano que de verdad busca vivir apartado para Dios, debe inscribirse en el gimnasio de Dios, evaluarse constantemente y recibir el trato del Personal Training Divino, para que mediante una disciplina integral de ejercicios, reciba las prácticas precisas para una vida satisfactoria, plena y con garantías de eternidad.