La política en República Dominicana debe ser observada desde la perspectiva en que se encuentra el mundo.
Como país con luz propia que muestra a todas luces un espacio y lugar importante en los mercados mundiales, y en especial el turismo, tenemos que despertar porque no somos sólo un punto del globo terráqueo, y es urgente que entendamos la responsabilidad que tenemos por delante de estar preparados como nación, para asumir con Fe, tenacidad y fortaleza, cualquier amenaza que súbitamente tuviésemos que enfrentar, porque no estamos exentos de la crisis que enfrenta el mundo hoy.
Hoy más que nunca debemos como pueblo estar muy alertas para defender nuestra soberanía, contra todas las amenazas que la problemática haitiana representa para nosotros los dominicanos. No podemos descuidar en lo absoluto los intereses que nos asisten como nación y el futuro de nuestras generaciones, ante los intereses foráneos y la alta traición de muchos de nuestra propia gente que «mal llamados dominicanos» atentan contra nuestra soberanía, constitución y nuestras leyes.
Es tiempo de que analicemos si deseamos continuar siendo un país tercermundista, aprovechado por la injerencia de los organismos globalistas, que figuran y se manifiestan poderosos, a costa de mantener subyugado y manipulado económicamente a políticos genugflexos que alimentados sólo por la ambición del «poder», les importa poner en bandeja de plata la decisión del pueblo que los elige para gobernar y dirigir para bien común los destinos del país.
Es tiempo de que vigilemos el cumplimiento con eficacia, del Juramento que ante la Biblia como nación cristiana que somos, todos nuestros presidentes han jurado lealtad y proteger nuestra nación, y que nunca terminan cumpliendo, porque no se trata solo de un gobernante elegido democraticamente ni su gabinete, se trata de la vigilancia y observación de todos como integrantes de la nación, que al cumplir con el deber de «elegir», debemos entender y comprender también, que tenemos derechos para exigir el cumplimiento de la palabra empeñada, el cese a la violacion de nuestra constitución y nuestras leyes, y de todos los aspectos que ponen en peligro los principios, la ética y la moral de nuestras instituciones y nuestra gente, y velar por un sistema de justicia que cumpla con su rol de hacer efectivos el régimen de consecuencias.
Actualmente el mundo se encuentra en una Olla de Presión desde la Geopolitica Mundial, y como país tercermundista no escapamos a la realidad de vernos envueltos en los daños colaterales de ésta cruda realidad, que mientras se desmoronan otros países en guerra y estados fallidos, se tejen tramas que en supuestos de soluciones, persiguen involucrar sutilmente otras naciones del globo ante intereses.
Como país de éste inmenso globo terráqueo, no podemos continuar sumergidos en una burbuja como si nada nos afectara, envueltos en la idiosincrasia de un pueblo de indoctos, que ha sido llevado y manejado por doquier a merced de la sagacidad de terceros que procuran picar en mal revuelto y aprovechan nuestro comportamiento y accionar ignorante, porque sencillamente hemos decidido actuar y reaccionar como ignorantes, bajo el pensamiento, expresiones, ideas y opiniones de otros, que sin conocimiento ni capacidad de análisis, ejercen su manipulación en pueblos faltos de formación y educación como el nuestro, que parece haber elegido la máxima Bíblica dicha antes, «mi pueblo perece por falta de conocimiento».
De la misma Biblia también cabe la reflexión de que «un reino dividido, jamás prospera» y si nos detenemos a analizar, como país hace tiempo hemos estado actuando tan divididos, sin criterio propio, sin pasión, nublados por el color de partidos, con argumentos infundados y prejuicios, y con total carencia de juicio y análisis propio, y ésta radiografía no ofrece un buen diagnóstico, no les parece?.
La grave crisis de la Política Internacional actual, plantea a todos los países miembros de los diferentes organismos internacionales que nos agrupan, a estar muy atentos a los riesgos que de manera común afectan nuestras políticas internas, economías, y relaciones diplomáticas, a fin de que podamos prevenir con acciones y discernimiento, situaciones que nos salvaguarden como nación y a nuestra propia gente.
Lo cierto es que las crisis no pueden ser manejadas a espalda de las consecuencias que traen consigo las guerras, la inmigración, los estallidos sociales y de inestabilidad como el caso de Haití, la guerra entre Rusia y Ucrania, así como Israel y Palestina, y los intereses alrededor de ella.
Esta panorámica nos muestra que así como para buscar empleo se exige un perfil profesional ajustado a los requerimientos del puesto y un currículum que evidencie la experiencia, para ser Presidente en República Dominicana, no sirven las promesas, ni bastan las buenas intenciones, se requiere más que nunca en éste momento, de un candidato con el perfil justo, calificado y la experiencia para no improvisar, con la convicción de defender y proteger nuestra Soberanía, con experiencia del manejo de la cosa pública y el conocimiento y manejo de nuestras leyes, a fin de no poner en riesgo ni en peligro nuestra nación ni su gente, y que sea respetado por la impronta de una gestión de alto compromiso consigo mismo, con el país y la región a la que pertenece, la cual también requiere de la coheccion de los pueblos que la integran hacia un logro común.
Es momento de poner a un lado los egos y el sentimentalismo, creyendo en la quimera de que la solución de nuestros problemas como país es sólo responsabilidad de los políticos que nos han tocado, porque no se trata sólo de un presidente ni un estado, todos debemos decirnos sin distinción «el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra» , porque también somos responsables de la involución que como país vivimos hoy, por inacción, omisión, e indiferencia. Siendo participes de acciones como por ejemplo: – no pagar los servicios- que como obligación recibimos, con inconductas que nos irrespetan como persona, familia, padres, esposos, vecinos, colaboradores, trabajadores, etc, etc.
Cuando faltamos a los compromisos asumidos y a nuestras responsabilidades sociales y familiares, cuando irrespetamos y violamos los valores morales y principios éticos, y la lista inmensa no terminaría en lo que fallamos todos sin excepción, y sin medir consecuencias.
Hemos llegado a un punto de nuestro individualismo, en que nos importa tan poco lo que afecta a otros, mientras no me afecte a mí, que es más fácil ver las faltas de los demás, y en especial de aquellos que a pesar de todos los errores y fallos cometidos, se atreven a echar el pleito y sacar la cara por un pueblo que sólo critica sin aportar soluciones.
No se trata de aplaudir o ignorar, se trata de ver lo hondo en que hemos caído, para comprender que el mal no es de uno sólo, ni de un partido, sino de todos, y que amerita ante la crisis del mundo actual, que juzguemos menos y accionemos más, uniendonos como un solo pueblo y provocar con acciones los cambios que necesitamos y que nos permita ver una luz al final del camino.
Es tiempo de construir los cambios que nos provean las transformaciones para elevarnos a un nivel más alto de desarrollo y competitividad, y colocarnos en la mira de un horizonte más esperanzador, con las garantías de ser un pueblo cristiano y creyente de la única verdad que nos hace libres, y sobre la que sin duda alguna nuestros patricios lograron nuestra libertad e independencia.
Dejemos en manos de la justicia divina la corrupción, impunidad y todos los males que nos asedian, confiados en que desaparecerán cuando todos contribuyamos con el bienestar que a través de nuestros principios éticos y morales, y la práctica de una ciudadanía responsable podremos lograr y contribuir con los cambios que debemos mostrar, el legado que debemos forjar, y abandonar por siempre la práctica de ser un país servil, sin patriotismo, inconsciente, indiferente, apático y permisivo con la injerencia extranjera, y dominada por los intereses y patrocinio de empresarios de políticos, que los sostienen a merced de sus intereses, y haciéndonos creer que «somos quienes decidimos nos gobiernen»,… Aun así, no podemos dejar de hacerlo, pues VOTAR, es el único derecho que nos asiste como país en democracia, y la que debemos continuar fortaleciendo.
Como dominicanos hemos descuidado nuestra identidad, soberanía y patriotismo, al no exigir como pueblo unido los derechos que como nación tenemos, y ser indiferentes con los aspectos que nos fortalecen. La educación como parte de nuestro desarrollo, es el recurso invaluable que no podemos cansarnos de exigir y enfrentar lo que sea necesario para lograr sus resultados. DESCONOCER la geopolítica mundial en éste momento, es un grave error al que no debemos exponernos ni convertirnos en carne de cañón.
Nuestro país requiere urgentemente y ahora, que los colores y pasiones de la partidocracia que nos han gobernado, se vean representado el próximo mes de mayo por la decisión de un Candidato que nos represente a todos como pueblo dominicano internacionalmente, con perfil estadista y que domine la política internacional de tal manera que con su gestión no sintamos temor a las amenazas de alta peligrosidad que puedan sobrevenirnos, que sea visto con respeto por la comunidad internacional y los pueblos de la región, y que sea modelo a seguir por su gestión y resultados.
OJALA, lleguemos al análisis al que he llegado, porque no se trata de mí y los míos solamente, SINO DE TODO EL PUEBLO DOMINICANO.