Por: Esther Rodriguez
«La iglesia o cuerpo de Cristo, está llamada a ser el puente de restauración de la humanidad, llevándola a encontrar el camino correcto al Padre, por medio de Jesucristo».
En 2da Corintios 10:1-8,17-18: El Apóstol Pablo defiende su ministerio, y a sí mismo contra los ataques continuos hechos por sus críticos en la iglesia de Corinto. Les deja claro que estar en la carne es una realidad humana, pero que si seguimos a Cristo no podemos actuar conforme a lo que pudiera exigir nuestra carne, pues como creyentes contamos que Dios mismo nos ofrece herramientas importantes para obtener la victoria sobre el mal:
1) la oración
2) la alabanza y adoración,
3) la Palabra de Dios
Les advierte sobre la importancia de anular e ignorar todo pensamiento impuro, incierto, no sabio ni santo, que no es útil y someterlos al control de Cristo, ya que éstos pensamientos producen una clase de vida que no es la que Dios quiere para nosotros.
Pablo también les insta a que vivan el Evangelio y que obedezcan los mandamientos de Dios. Les advirtió a que no escucharan a los que trataran de enseñarles cosas que no fueran verdaderas, y que se amaran y se cuidaran unos a otros. Pablo concluye su reflexión diciendo en los versículos 17-18 del pasaje en referencia que: «17 «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor». 18 Porque no es aprobado el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien recomienda el Señor».
Pablo habla claramente sobre el gran desafío que tiene por delante para dar a conocer a Cristo y su Palabra, y la necesidad ante el mundo por conocer, de asumir la autoridad de Cristo con el fin de influenciar y convencer con la palabra de Dios al mundo. La influencia de la Iglesia en la historia de la humanidad ha sido importante a lo largo de su historia, ya que la Iglesia ha sido una fuente importante de servicios sociales como la educación, la salud; inspiración para el arte, la cultura, la filosofía; y ha influido incluso en la política. También influye en el pensamiento, comportamiento, y forma de convivir como humanos, así como en los valores morales y visión del mundo.
La iglesia como cuerpo de Cristo, orienta y guía a reflexionar sobre la conducta de las personas y de toda la
comunidad humana en todo el mundo y de esta forma servir en la construcción de -un orden social, justo y fraterno, que contribuya a expandir la esperanza del evangelio. Es necesario que examinemos si estamos cumpliendo el papel que tenemos aquellos que somos parte ella, porque para influenciar al mundo, hay que estar presente en él.
Para influir en el mundo, la iglesia como cuerpo de Cristo debe ser Sal y luz. Jesús
utiliza éstas metáforas de sal y luz para comunicar el impacto penetrante que las personas transformadas por el evangelio traen al mundo. Jesús hablando a los que le seguían dijo en Mateo 5:13-16:
“Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos”.
El mundo actual se describe intrínsecamente en la desvalorizacion de los principios, la conducta Moral y ética y la justicia que norman
nuestras sociedades hoy. Es imperativo que la influencia positiva de la «Iglesia» como cuerpo de Cristo, permee la cultura, las ideologías, la política, la economía y los principios y valores que hoy son atacados y golpean tan fuerte nuestras familias, y por ende nuestras sociedades, atreviendose atacar directamente a la iglesia y la semilla de la Fe que vence al mundo.
En necesario hoy más que nunca, que en todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo nuestros lugares de trabajo, mostremos a los que nos rodean la luz de la gloria de Cristo que mora en los que han conocido a Jesucristo. Jesús enfatiza que hagamos brillar su luz a través de nuestras vidas y buenas obras. Debemos comprender que nuestro trabajo diario es una parte importante de las buenas obras que glorifican a Dios. Surge entonces la pregunta: Qué testimonio damos a los demás en todo lo que hacemos, y qué testifican de nosotros los que nos rodean?
Para influir en el mundo, la iglesia de producir frutos. En Mateo 13, Jesús relata la parábola del sembrador y explica a sus discípulos su significado. En el verso 23 “Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno”.
Podemos ver que aquellos en quienes ha sido sembrada la semilla tenemos la responsabilidad de oírla con un corazón humilde, escudriñarla para entenderla y, ponerla en práctica para dar fruto. Lamentablemente lo que se entiende como «el fruto», muchas veces no va de acuerdo con la Palabra de Dios. Templos grandes, ministerios grandes, denominaciones grandes y porcentajes grandes no son fruto verdaderos si no producen cambios reales en las sociedades que vivimos y en las personas que la componen. El bienestar de una sociedad depende de lo que la Iglesia (cada creyente y seguidor de Cristo como luz y sal), hacemos o dejamos de hacer. La falta de entendimiento de un cristianismo integral ha llevado a muchos ha diluir el poder del evangelio redentor de Jesucristo, creando un evangelio lleno de positivismo y psicología cristiana, y dejando de lado el evangelio Cristocéntrico, lleno de retos y responsabilidades que nos empujan a ser parte de un cambio real en la sociedad y el mundo. El cristianismo es un encuentro con la persona de Cristo, y este encuentro debe transformar toda nuestra vida hasta su raíz, al convertirnos en «el cuerpo de Cristo – que es su iglesia».
Cabe entonces hacernos las siguientes preguntas:
1. ¿Qué influencia estamos provocando como iglesia en nuestra comunidad?
2. ¿Qué influencia estoy provocando como profesante de la fe cristiana?
3. ¿Qué tipo de cristianismo represento como iglesia o cuerpo de Cristo?
4. ¿Estamos como iglesia impactando nuestra sociedad?
Estas preguntas nos deben ayudar a enfocarnos en nuestras responsabilidades y en entender la voluntad de Dios y hacerlo personal de tal manera que llevemos esperanza a Lo que parece ser una crisis mundial de valores, y que representa la gran oportunidad que como Iglesia tenemos para seguir siendo efectiva, y que la influencia que hemos recibido de nuestro Dios y Creador, pueda seguir sembrándose en este mundo.